
Aunque las últimas aproximaciones al mito vampírico (véase la infumable saga
"Crepúsculo" o la decepcionante serie de TV "
True Blood") invitaban precisamente a lo contrario, las buenas referencias que le precedían me animaron a acercarme a este "
American Vampire", obra guionizada al alimón por
Scott Snyder y el novelista
Stephen King y dibujada por
Rafael Albuquerque.
¿El resultado? Este cómic ha sido todo un descubrimiento y una gratísima sorpresa, convirtiéndose en una de mis lecturas favoritas del 2010.
La trama se construye en torno a dos historias situadas en distintos ámbitos temporales, que finalmente confluirán entre sí, a través de la figura de ese vampiro americano al hace referencia el título del cómic. La primera de ellas, a cargo de Scott Snyder - creador del concepto y los personajes - nos cuenta la historia de Pearl Jones, una aspirante a actriz en el Hollywood de los años 20, cuyo destino cambia drásticamente el día que es invitada a una exclusiva fiesta. La segunda, ambientada en el salvaje oeste y guionizada por Stephen King, narra el origen del primer vampiro americano, Skiner Sweet - un sanguinario forajido con aficiones tan variopintas como atracar bancos, matar a todo bicho viviente y degustar dulces y golosinas - quien ve como se le tuercen irremediablemente las cosas cuando atraca un banco propiedad de un vampiro de origen europeo. Personalmente, me quedo con la historia narrada por King, a través de un narrador interpuesto –un periodista, testigo de los hechos acaecidos cuarenta años antes en el far west y que escribió una novela- que relata el origen y posterior venganza de Skinner Sweet, pero las dos son interesantes, entretenidas y están muy bien narradas.
El vampiro nativo que nos muestra "American Vampire" es una terrorífica nueva especie, capaz de soportar la luz del sol e inmune a crucifijos, aguas benditas y demás mandangas, que solo muestra debilidad en las noches de luna llena. A diferencia de los vampiros europeos, más preocupados de infiltrarse entre los humanos y amasar la máxima riqueza posible, colonizando ese nuevo continente, Skiner Sweet no se casa ni negocia con nadie y solo actúa movido por sus más básicos impulsos, a saber: uno, su ansia de venganza contra aquellos que lo persiguieron, atraparon y enviaron a la horca, y contra aquellos que lo convirtieron en vampiro, y dos, su insaciable sed de sangre humana. Con tanto vampiro moñas, que contiene su apetito, que se muere de amor y que brilla a la luz del sol, es totalmente reconfortante ver a un chupasangre como Skiner Sweet, terrorífico y sangriento, todo un maquiavélico cabronazo que no deja títere con cabeza a su paso.
El dibujo del brasileño Rafael Albuquerque es otro de los puntos fuertes de este "American Vampire", un cómic a seguir en el futuro, y que junto con "Scalped" constituye uno de los pocos títulos realmente destacables de la últimamente alicaída línea Vertigo de la editorial DC Comics.
Totalmente recomendable, amigos.