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sábado, 24 de octubre de 2009

Reseña Cine: "Flame y Citron"

Interesante película danesa sobre dos héroes de la resistencia danesa en Copenhague, tras la ocupación por la Alemania Nazi el 9 de abril de 1940.

Dirigida por Ole Christian Madsen y protagonizada por Thure Lindhardt (Flame) y Mads Mikkelsen (Citron) - excepcionales en sus interpretaciones -, se trata de la producción danesa más cara hasta la fecha (6 millones e euros), y lejos de ser un film patriotero y de ensalzamiento de los héroes de la resistencia danesa contra el nazismo, nos encontramos con una película de visión dura y realista de aquellos tiempos de guerra, e incluso crítica contra la sociedad danesa por la escasa oposición a la ocupación militar y el casi inexistente movimiento de resistencia. Utilizando imágenes documentales reales de la ocupación alemana, una voz en off - la de Flame - dice: "¿Recuerdas el día que llegaron? ¿Recuerdas el 9 de abril? Seguro que sí, nadie puede olvidarlo. De pronto, estaban por todas partes. La Gestapo, la Wehrmacht, el Abwehr, las SS. Todos los cuerpos alemanes. Nazis alemanes y nazis daneses. Habían salido de sus escondites donde aguardaban a que llegara su momento. Saliste a la calle a verlo. ¿En qué pensabas?"

Después, en la línea de "El Libro Negro" (2006) de Paul Verhoeven - una gran película que pasó casi desapercibida -, a través de las andanzas de Bent (Flame) y Jorgen (Citron), la película realiza un perfecto retrato de la resistencia danesa y sus entresijos, sus conspiraciones y luchas de poder. La película no se esfuerza en mostrarnos a los dos protagonistas como héroes, en el buen sentido que todos conocemos, sino como asesinos despiadados, que actúan acatando sin rechistar las órdenes de sus superiores porque creen que es lo mejor para su país. Son terroristas que, en muchas ocasiones, aplican el tiro en la nuca sobre personas indefensas y desarmadas. No estamos hablando de genocidas o criminales de guerra nazis, ni siquiera de soldados alemanes y policías de la Gestapo, sino de delatores daneses, miembros del partido nazi danés, editores de periódicos simpatizantes de los nacionalsocialistas, o cuaquiera sospechoso de colaborar o ser demasiado amistoso con el enemigo invasor, sin tan siquiera cuestionarse que motivos llevan a esas personas a actuar así, si es por convicción o por simple supervivencia. "Se me ha olvidado que no matamos personas, sino nazis", dice uno de ellos en un momento de duda. O "yo nunca he matado a un inocente", en otro momento de la película.

Igualmente nos muestra a la perfección como en las guerras, muchos, bajo la bandera de luchar contra los enemigos de la patria, realmente están actuando en beneficio de sus propios intereses, eliminando antiguos enemigos o ocultando sus discutibles pasos de cara al previsible futuro. Ahí será cuando, Flame y Citron, comiencen a dudar, a plantearse la legitimidad de sus acciones, a cuestionar y enfrentarse a sus superiores, a evolucionar en definitiva. Pero se dan cuenta de que ya no hay vuelta atrás, no saben o no pueden hacer otra cosa que matar, y deciden actuar por libre, yendo a la caza del jefe de la Gestapo en Dinamarca. Entonces veremos claramente, como han sido utilizados y manipulados, primero, abandonados a su suerte y delatados después, para finalmente, con el tiempo, ser declarados héroes nacionales.

Al igual que la película de Verhoeven antes citada, "Flame y Citron" hace que nos planteemos que es verdad y y que es mentira: si todavía hoy en día es difícil saber a ciencia cierta que ocurrió en realidad en aquella convulsa época, imaginemos lo complicado que sería entonces, en plena guerra, con tantas informaciones contradictorias y tantos intereses en juego.

Con una gran puesta en escena y cuidada ambientación, la película se sigue con interés (aunque tiene algún bajón de ritmo), sustentada en el buen hacer de la pareja protagonista. Es un film donde lo fundamental es la psicología de los personajes, su evolución, los dilemas y conflictos a los que se tienen que enfrentar, y este retrato psicológico está muy bien realizado y perfectamente interpretado por Lindhardt y Mikkelsen.

En definitiva, una gran película de cine negro (o de espionaje si se quiere) en estado puro, con tiroteos, gabardinas y sombreros, tabaco y alcohol a granel, intrigas y traiciones, espías, agentes dobles y hasta una femme fatale, que creo satisfará a los amantes del género y a los amantes del cine histórico ambientado en la II Guerra Mundial (y como yo estoy en los dos grupos, pues es evidente que me ha gustado).

Para el recuerdo quedará grabada en mi memoria esta excelente conversación entre Flame y el Coronel Gilbert, fundamental para el desarrollo de la película:
"- Solo hay 3 razones para luchar en una guerra. La primera, para labrarse una carrera profesional, es frecuente, pero de ahí no salen buenos soldados. Tienen miedo a morir y sólo buscan la paz. La segunda razón es la ideología, el amor a la patria. Esta es más interesante. Pero el soñador siempre acabe perdiendo el ímpetu. Es superficial. La arrogancia de la juventud termina dominándole. A menos que resulte ser un apasionado, un fanático de verdad, en ese caso si tenemos un buen soldado.
- ¿Y la tercera cual es?
- El odio. El odio al enemigo. El odio es capaz de incitarte a hacer determinadas cosas que jamás pensabas que podrías hacer. A no ser que ese odio este enraizado en una neurosis personal.
- ¿A que se refiere?
- El neurótico es un ser inteligente y por ello tiene dudas. Si se siente traicionado ese odio se esfuma y las dudas aparecen. La guerra no tiene compasión con el neurótico. La figura del padre amable y protector no tiene lugar en la guerra. Su causa, Christensen, es legítima. Ahora debe convertirse en un buen soldado."

La valoraremos con un 7/10.

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