El Tercer Reich utilizó como mano de obra para la agricultura, la minería, la construcción o la industria armamentística y otras industrias estratégicas a miles de trabajadores forzados provenientes de los países ocupados (fundamentalmente de los países del Este), así como judíos deportados, prisioneros de guerra, disidentes y desertores.
Así por ejemplo, la llamada Organización Todt, dependiente de la Wehrmacht y del Ministerio de Armamento nazi y que estaba dedicada a la ingeniería y construcción de infraestructuras tanto civiles como militares a lo largo de toda Alemania y las zonas ocupadas, fue responsable de la esclavitud de más de 1,5 millones de personas para el desarrollo de sus operaciones. Su fuerza e influencia llegó a ser enorme, tal que en 1944 se estima que entre el 25 y el 30% de la producción bélica alemana provenía de fábricas administradas por la organización.
No obstante, y pese a los evidentes beneficios para la Alemania nazi, la utilización de trabajadores forzados en las cadenas de montaje de la industria armamentística, también ofrecía muchas oportunidades de poder realizar sabotajes. Uno de esos sabotajes se produjo en un avión Messerschmitt Me 163 "Komet", un caza alemán de revolucionario diseño propulsado por cohete (en realidad, podría considerarse como un planeador, que usaba su revolucionario medio de propulsión sólo durante unos minutos durante el despegue y el ascenso a gran altura).
Pese a alcanzar los 1.000 km/h y poseer un pesado armamento compuesto por cañones de 30 mm, el Me 163 resultó ser inefectivo debido a la poca duración de su combustible (unos 7 minutos), las dificultades de su producción en serie y a que su manejo era muy peligroso (sobre todo por la tendencia de su motor a hacer explosión en los aterrizajes accidentados, que eran muchos). La guerra terminó antes de que pudiese afectar al curso de la guerra, aunque ciertos expertos opinan que, de haberse puesto en servicio un año antes, podría haber cambiado drásticamente el resultado de la batalla aérea en los cielos alemanes. Otros expertos, sin embargo, consideran que fue una de las jugadas más desafortunadas de la industria aeronáutica alemana durante la contienda, pues en su desarrollo se dilapidaron esfuerzos necesarios para propuestas más convencionales, y además el aparato resultaba más peligroso para sus propios pilotos que para el enemigo. Solamente fueron fabricados unos 300 ejemplares durante la guerra, que tan sólo lograron derribar 9 aviones aliados.
Pues bien, volviendo al tema que nos ocupaba, os decía que uno de esos sabotajes cometidos por trabajadores forzados se produjo en uno de esos "Komet". En el año 1945, los aliados capturaron uno de estos aparatos y fue enviado a EEUU donde se realizó una inspección a fondo del modelo. Durante el examen del caza, se encontró una pieza de acero preparada para perforar el depósito de combustible en el momento del despegue. En dicha pieza, apareció grabado en francés la siguiente frase: "No soy feliz en mi trabajo".
Fuentes:
http://historiassegundaguerramundial.wordpress.com/2012/09/25/infeliz-con-el-messerschmitt/
http://es.wikipedia.org/wiki/Messerschmitt_Me_163
http://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_Todt
Así por ejemplo, la llamada Organización Todt, dependiente de la Wehrmacht y del Ministerio de Armamento nazi y que estaba dedicada a la ingeniería y construcción de infraestructuras tanto civiles como militares a lo largo de toda Alemania y las zonas ocupadas, fue responsable de la esclavitud de más de 1,5 millones de personas para el desarrollo de sus operaciones. Su fuerza e influencia llegó a ser enorme, tal que en 1944 se estima que entre el 25 y el 30% de la producción bélica alemana provenía de fábricas administradas por la organización.
No obstante, y pese a los evidentes beneficios para la Alemania nazi, la utilización de trabajadores forzados en las cadenas de montaje de la industria armamentística, también ofrecía muchas oportunidades de poder realizar sabotajes. Uno de esos sabotajes se produjo en un avión Messerschmitt Me 163 "Komet", un caza alemán de revolucionario diseño propulsado por cohete (en realidad, podría considerarse como un planeador, que usaba su revolucionario medio de propulsión sólo durante unos minutos durante el despegue y el ascenso a gran altura).
Pese a alcanzar los 1.000 km/h y poseer un pesado armamento compuesto por cañones de 30 mm, el Me 163 resultó ser inefectivo debido a la poca duración de su combustible (unos 7 minutos), las dificultades de su producción en serie y a que su manejo era muy peligroso (sobre todo por la tendencia de su motor a hacer explosión en los aterrizajes accidentados, que eran muchos). La guerra terminó antes de que pudiese afectar al curso de la guerra, aunque ciertos expertos opinan que, de haberse puesto en servicio un año antes, podría haber cambiado drásticamente el resultado de la batalla aérea en los cielos alemanes. Otros expertos, sin embargo, consideran que fue una de las jugadas más desafortunadas de la industria aeronáutica alemana durante la contienda, pues en su desarrollo se dilapidaron esfuerzos necesarios para propuestas más convencionales, y además el aparato resultaba más peligroso para sus propios pilotos que para el enemigo. Solamente fueron fabricados unos 300 ejemplares durante la guerra, que tan sólo lograron derribar 9 aviones aliados.
Pues bien, volviendo al tema que nos ocupaba, os decía que uno de esos sabotajes cometidos por trabajadores forzados se produjo en uno de esos "Komet". En el año 1945, los aliados capturaron uno de estos aparatos y fue enviado a EEUU donde se realizó una inspección a fondo del modelo. Durante el examen del caza, se encontró una pieza de acero preparada para perforar el depósito de combustible en el momento del despegue. En dicha pieza, apareció grabado en francés la siguiente frase: "No soy feliz en mi trabajo".
Fuentes:
http://historiassegundaguerramundial.wordpress.com/2012/09/25/infeliz-con-el-messerschmitt/
http://es.wikipedia.org/wiki/Messerschmitt_Me_163
http://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_Todt
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