"Breaking Bad" (1ª Temporada): Lección de Química

Vaya descubrimiento, amigos.

Esta serie, y sobre todo su personaje principal, Walter White es canela fina, oro puro, bocatto di cardinale. Una de esas joyas con las que da gusto toparse en tu vida.

Había oído maravillas de esta serie de la cadena AMC - la misma detrás de "Mad Men" y la esperada "The Walking Dead" -, pero no me decidí a darle una oportunidad hasta que el amigo Talibán (con cuyos gustos suelo coincidir más de lo que pudiera parecer) me la recomendó, argumentando que era una de esas series (como "The Wire", "Dexter" o "The Shield", sin ir más lejos) en las que la línea entre el bien y el mal, lo moral y lo inmoral, lo correcto y lo incorrecto, es cuanto menos difusa, que huye de convencionalismos, maniqueísmos y de lo políticamente correcto, que muestra como en la vida no hay blancos ni negros, sino que normalmente abundan los tonos grises.

Es difícil hablar de "Breaking Bad" sin dar muchos detalles de su trama, pero lo voy a intentar. Creo que su magnífico episodio piloto debe ser visto sin conocer de que va el asunto, así que solo os diré que la serie nos muestra la vida apacible y convencional del típico americano medio, encarnado en este caso por Walter White (un enorme Bryan Cranston), un aburrido y rancio profesor de química, que un buen día recibe una brutal y devastadora noticia, que no voy a desvelar, pero que dará un giro de 360º a su existencia, motivándole a tomar una decisión, que tampoco voy a contar, pero que le llevará por caminos nunca por él transitados, que lógicamente marcarán y modificarán su carácter.

Son sólo 7 episodios, un puñado de personajes (White y su familia - mujer, hijo y cuñados -, un ex-alumno suyo, y poco más), pero me dejan para el recuerdo imágenes, secuencias y momentos indelebles en mi mente, así como una gran expectación y deseo de devorar su 2ª y 3ª temporadas - de las que se dice que son incluso mejores que esta primera, que ya es decir -. En "Breaking Bad", se plantean numerosas situaciones límite, abundantes interrogantes morales, que te hacen cuestionar que harías tú en semejante tesitura, y sinceramente, la respuesta nunca es fácil ni unívoca. Se mezcla en "Breaking Bad" el drama, el realismo y la crudeza junto con el cinismo, la ironía o la violencia, incluso con toques de un humor negrísimo al estilo de los Coen de "Fargo".

El creador de la serie es Vince Gilligan (el cuál dirige también algunos capítulos) quien trabajó anteriormente en "Expediente X", pero como decía, el gran descubrimiento de esta serie es Walter White, a quien Bryan Cranston encarna de manera magistral, realizando una portentosa caracterización de un americano medio rancio, gris y hastiado, con una vida totalmente carente de emociones y ambiciones.

Desde ya, este personaje se ha convertido en uno de mis particulares iconos televisivos a la altura de Al Swearengen, Vic Mackey, Don Draper, Dexter, Omar Little o Jimmy McNulty, por poner algunos ejemplos. No en vano, el actor ganó de manera consecutiva (y merecidísima, añadiría yo) el Emmy al Mejor Actor Dramático en los años 2008 y 2009 por este papel.

También destaca la labor interpretativa de Anna Gunn (Skyler, la mujer de White), Aaron Paul (Jesse Pinkman, el ex-alumno y socio de White) y Dean Norris, que interpreta a Hank, el policía y cuñado del profesor, todo un diamante en bruto por pulir (que me temo dará mucho juego en las siguientes temporadas).

No os podéis perder esta serie. La mejor prueba de que hay vida más allá de la HBO...