Tras darle muchísimas vueltas finalmente me he decidido a sacar adelante una nueva sección de TMCAF!! que irá enteramente dedicada a uno de los temas que desde niño me han apasionado: la Segunda Guerra Mundial. Así que, de cuando en cuando, os iré dejando por aquí cosillas que me parezcan interesantes de ese apasionante período de la historia de la humanidad desde anécdotas y curiosidades, a batallas y personajes pasando por armamento, uniformes, insignias, etc... Trataré de hacerlo lo mejor que pueda, pero como sólo soy un simple aficionadillo al tema seguro que cometo muchísimos errores e inexactitudes que espero sepáis perdonarme.
Sin más dilación, con este post dedicado a los Hiwis inaguro con pompa y boato Furilo's World War II Posts y espero que a esta entrada le sigan muchas más. Vamos allá:
Durante la Segunda Guerra Mundial un Hiwi (apócope del alemán Hilfswillige -"ayudante o auxiliar voluntario") era todo aquel soldado voluntario no alemán adscrito a la Werhmacht (Fuerzas Armadas Alemanas) y que prestaba todo tipo de servicios auxiliares (tales como trabajos pesados, servicios en cocinas, establos, hospitales o almacenes, conductores de vehículos, mensajeros, labores de guardia y vigilancia de campos de prisioneros, carga y descarga, suministro de munición, cavar trincheras y construir búnkers o fortificaciones, etc.), llegando en algunas ocasiones incluso a luchar en el frente junto a los soldados alemanes o realizar acciones de sabotaje y combatir a los partisanos que hostigaban a las fuerzas de Hitler en la retaguardia.
En teoría, los hiwis eran desertores de los ejércitos que combatían contra los alemanes (fundamentalmente del Ejército Rojo) o civiles de los territorios ocupados que voluntariamente y por diversas razones (políticas e ideológicas o simple y pura superviviencia) decidían unirse a los ejércitos del Fürher y colaborar con los nazis. Así por ejemplo, muchos miembros de minorías étnicas no rusas como los ucranianos, bielorrusos, lituanos o estonios, a los que el régimen bolchevique de Stalin había masacrado, explotado y marginado, vieron al ejército invasor de la Alemania nazi como un libertador y se unieron a él para luchar contra los bolcheviques. Aparte de ese anti-bolchevismo, en otras ocasiones el fuerte antisemitismo de algunas de esas etnias era el motivo para enrolarse en las filas teutonas.
Sin embargo, en la mayoría de los casos se trataba de soldados soviéticos, que su único motivo era tratar de sobrevivir. La crueldad y el trato inhumano que los oficiales del Ejército Rojo dispensaban a sus soldados, a los que enviaban directamente al sacrificio al lanzarlos en masa en ataques suicidas, mal armados y equipados (y bajo la constante amenaza de ser ejecutados en el acto si retrocedían o se retiraban) fueron la causa para que miles de ellos se pasaran al lado alemán transformándose en hiwis. Conforme avanzaba la guerra, un gran número de hiwis lo formaban prisioneros de guerra rusos, que alentados por las promesas de un mejor trato, de poder reunirse con sus familias y sólo para huir del penoso cautiverio, aceptaban ser reclutados de los campos de prisioneros para compensar la cada vez más acusada, escasez de hombres en las filas alemanas.
Antony Beevor, en su recomendable libro "Stalingrado", relata como un hiwi capturado por los soviéticos dijo a su interrogador de la NKVD (algo así como la policía militar del régimen bolchevique) que los rusos en el ejército alemán podían dividirse en 3 categorías: en primer lugar, las tropas voluntarias combatientes ("Osstruppen") movilizadas por los propios alemanes (las llamadas secciones cosacas, la división de Vlasov o la Brigada Kaminski), que estaban adscritas a las divisiones alemanas; en segundo lugar, estaban los Hilfswilligen, que eran los civiles locales o prisioneros rusos voluntarios o aquellos soldados del Ejército Rojo que desertaban para unirse a los alemanes, quienes vestían el uniforme alemán completo con sus rangos e insignias y que al igual que los soldados alemanes estaban adscritos a regimientos alemanes. Y por último estaban los prisioneros rusos que hacían el trabajo pesado, las cocinas, los establos y demás.
Este hiwi en concreto, junto con otros 10 prisioneros había sido sacado del campo de prisioneros de Novo-Aleksandrovsk, para trabajar para el ejército alemán. Ocho de sus compañeros fueron ejecutados durante la marcha cuando se desmayaron por el cansancio y el hambre, y él fue destinado a la cocina de campaña de un regimiento de infantería donde pelaba patatas. Posteriormente se le envió a los establos a cuidar los caballos. Muchos de esos prisioneros rusos, que como él, fueron inducidos mediante promesas, para ir de voluntarios, pronto se dieron cuenta de la cruda realidad. Cuenta Beevor, que el citado hiwi, en el interrogatorio relató como conoció a otros hiwis ucranianos, quienes le contaron que se habían creído las octavillas propagandísticas que les repartieron y que confiaban en volver con sus esposas. Sin embargo, pronto iban a ser enviados al frente a combatir a sus compatriotas: si se negaban, los alemanes los fusilarían. Y si regresaban con los rusos, serían también ejecutados (como muchos otros que se rindieron o fueron hechos prisioneros y posteriormente liberados por el Ejército Rojo) por traidores.
Si bien Adolf Hitler estuvo en un principio en contra de aceptar desertores - y mucho menos, de una etnia considerada inferior como la eslava - dentro de las filas alemanas, el pragmatismo y la necesidad terminó por imponerse en las situaciones más desesperadas, aprovechando así de manera útil la ingente cantidad de prisioneros, fundamentalmente soviéticos, que habían sido capturados. Así, por ejemplo, en la batalla de Stalingrado, el VI Ejército alemán al mando del Mariscal Paulus tenía más de 50.000 auxiliares rusos adscritos a sus divisiones en la línea del frente, lo que que representaba un cuarto de su fuerza. En concreto, la 71ª y 76ª divisiones de infantería tenían, según señala el citado Beevor, más de 8.000 hiwis cada una, lo que representaba prácticamente el mismo número de soldados alemanes con los que dichas divisiones contaban. Algunas fuentes afirman que para la primavera de 1942 había 200.000 hilfswillingen (ayudantes voluntarios) o hiwis detrás de los ejércitos alemanes y que a finales de ese año la cifra alcanzó el millón.
Todo ello provocaba una cierta incomodidad o sensación de extrañeza entre los alemanes. Así un oficial alemán contaba en una carta dirigida a otro compañero lo siguiente: "Es preocupante que nos veamos obligados a reforzar nuestras tropas de combate con prisioneros rusos de guerra...Es una situación extraña que las bestias a quienes hemos estado combatiendo estén ahora viviendo con nosotros en la armonía más estrecha". No obstante, según afirma Beevor en su mencionado libro "Stalingrado", parece ser que, en líneas generales, las unidades alemanas del frente (sobre todo los soldados rasos, no tanto los oficiales) trataron de forma aceptable a los hiwis, aunque con cierto grado de desprecio.
Los hiwis de origen ruso que cayeron prisioneros del Ejército Rojo o fueron puestos en manos de los soviéticos por los mismos aliados (principalmente americanos, británicos y franceses), en su mayoría terminaron ejecutados sumariamente por traición o bien enviados al Gulag (donde millares de ellos también fueron ajusticiados o perecieron de hambre, frío y enfermedad).
Para finalizar, os dejo otro testimonio (una nota encontrada a un prisionero ruso, seguramente un hiwi) extraído de otro libro más que interesante del citado Antony Beevor ("Berlín - La Caída: 1945") que creo es bastante revelador del drama de estos pobres diablos: "Camaradas soldados, nos entregamos a vosotros y os pedimos un gran favor: decidnos, por favor, por qué estáis matando a los rusos encerrados en las prisiones alemanas. Resulta que nos capturaron y nos llevaron a trabajar para sus regimientos, y lo hicimos sólo por no morir de hambre. Ahora resulta que llevan a esas personas al lado ruso, a su propio ejército, y los fusiláis. ¿Por qué? os preguntamos ¿Es porque el mando soviético traicionó a esas personas en 1941 y 1942?".
Y eso es todo. Espero que os haya gustado. Otro día más...
14 comentarios:
Guau, Furi, qué post más de puta madre¡¡¡
a) No conocía la historia de los Hiwis. Muy interesante. Nunca te acostarás sin haber aprendido algo nuevo.
b) Coincido contigo en que la WW2 es uno de los períodos más alucinantes de la historia y un gran bosque de pequeñas, o grandes, anécdotas, personajes, etc.
c) De la WW2, lo que más flipo, es con los aviones: Hurricanes, Speedfires, Meschermitts, Stukas, Mustangs, Avenders, Kittyhawk, B-29, Corsairs, ... ahí también tienes un post cojonudo (es una recomendación encubierta).
d) Como pelis de la WW2 me quedo con el soldado Ryan, en especial el primer cuarto de hora, la Batalla de Inglaterra y Memphis Bell, entre muchas otras.
Ale, sigue así y te envío un jamón.
Saludos,
TRIPI: Gracias tío. No sabes los ánimos que me das para continuar con esta sección (por supuesto, tomo nota mental de tu sugerencia). Por cierto, con los poderes y facultades que me otorga el ser propietario y/o administrador de TMCAF!! te nombro sin dudarlo ni un segundo, el comentarista de tecla más rápida a este lado de la zona euro, jajaja... estás ahí al acecho y no se te pasa una, jejeje. Tripi the Kid rules!!! jajaja
Saludos.
Ja, ja, Furi... mi nena siempre me dice lo mismo: "cuando te conviene, no se te pasa ni una", haciendo especial hincapié en la parte "cuando te conviene".
Acepto el nombramiento y prometo cumplirlo bien y fielmente.
God Bless Furilo.
Saludos¡¡¡
TRIPI:Jejeje, cuento con ello. Y espero seguir haciendo méritos para ese jamón...
Por cierto, una duda me asalta ¿no estarás votando reiteradamente a "Vampiros" de Carpenter? 13 votos me parecen, no se, algo excesivos...
Jo, la historia es una cuenta pendiente que tengo, en el insti no me gustaba nada y me la estudiaba por salir del paso y ahora me da mogollón de rabia no tener ni pajolera idea...me ha gustado mucho el post de los hiwis o huiwuis como diría mi abuela...jajajaj. Me apunto los libros!
1besico
Furi:
Los 13 votos son míos...juaaaaaaaaaaaaaaaaaaa¡¡¡
(en el reglamento de la votación hay un vacío legal, porque nada dice acerca de la repetición de votos).
Por cierto, Vampiros es una puta mierda.
Saludos¡¡¡
Furilo, cachocabrón, me has soplao tres o cuatro votos de Vampiros¡¡¡
¿como? coño pues es verdad pero ¡te juro por San Freddie Mercury que yo no he hecho nada!!!! ¿no será que los 13 no eran tuyos y alguien se lo ha pensado mejor?
A este paso, para los siguientes comicios voy a tener que llamar a la ONU para que envie a observadores internacionales a controlar las mesas electorales, jajajja
Un post cojonudo mi capitán.
Coincido, un post estupendo y muy didáctico. Yo sabía de los Hiwis por la novela "Las benévolas" de Jonathan Litell (creo recordar que comentaste en la entrada que le dediqué en mi blog). En ella hay una escena muy bestia, creo que en Stalingrado, donde los alemanes se quedan sin provisiones y antes de recurrir al canibalismo con los cadáveres de sus compatriotas, para no deshonrar la raza alemana, se cargan y se comen a unos cuantos Hiwis...
Y ya que se menciona el cine de la IIGM, me gustaría aprovechar para recomendar una peli reciente poco conocida, "Ciudad de vida y muerte", que conjuga las mejores virtudes de "Salvar al soldado Ryan" y "La lista de Schindler"...
Good news for me Furillo!!!, me be lover of WWII. Beevor es Dios en lo que a estos temas se refiere.
No puedo añadir mucho más a este interesantísimo post que invita a la reflexión en el sentido de que durante aquellos años era muy, muy, muy difícil en determinadas rocambolescas circunstancias saber qué era hacer lo correcto. Complicadísimo. Algunas carambolas de la vida fueron realmente puñeteras y los dilemas morales y prágmaticos de algunas situaciones fueron inasumibles e irresolubles. Es un tema de mucha chicha éste que apuntas tras la anécdota de los hiwis (buenísima, por cierto).
El Ejército Rojo!!!, qué huevazos.., el mismo Ejército que pactó con Hitler repartirse Polonia y no agredir a los nazis, tuvo los cojonazos de fusilar a esta gente por traidores. Qué hijosdeputa más grandes.
Yo me lo he pasado teta con este post. Te recomiendo, si no la has visto, una película que se titula La Hora 25 (1967) que, si bien no va exactamente del tema de hoy, creo que te gustará porque sí toca eso de "pero qué cojones tengo que hacer para sobrevivir en medio de esta mierda?". Está basada en la novela homónima de Constantin Virgil Gheorghiu que también es buenísima.
Toma autopromoción: http://gusanoylombriz.blogspot.com/2009/09/la-hora-25-1967-forrest-gump-en-la.html
Buen post , maravillas de la condicion humana...
Buen post, sigue añadiendo y nosotros aprendiendo, bueno por lo menos yo.
Solo comentar una pelicula que viene al hilo. si mal no recuerdo se titula "Barry Lindon", creo, va de las guerras en Europa en el siglo 18, y muy curioso, como el tipo para seguir vivo tiene que ir cambiando de bando (Ingles-Frances-prusiano) varias veces. Del amigo Kubrick, si teneis tiempo echadle un vistazo, se llevo 4 oscars menores en sus tiempos.
SGT. CRAP: Gracias. Siempre a su servicio, mi sargento.
JERO: Tus palabras me llenan de orgullo y satisfacción. Recuerdo tu post sobre esa novela (y me la apunto para un futuro espero que no muy lejano). En cuanto a "Ciudad de vida y muerte", coincido contigo, todo un peliculón sobre un terrible pasaje de la WW II que desconocía.
MR. LOMBREEZE: Me alegro de que te haya gustado el post (espero que los sucesivos, que los habrá, también). No conozco la peli ni la novela que citas, pero procedo a grabar la oportuna nota mental...
DL9: Gracias hermano. En efecto, maravillas de la condición humana, que diría Nacho Vegas...
MEKTER: Gracias también a ti. No soy ningún experto, como digo, pero si además de pasarlo bien puedo aportar algo de "luz y conocimiento", miel sobre hojuelas. Conozco la peli, totalmente recomendable, pero las motivaciones de Lyndon me temo que nada tienen que ver con las de los pobres hiwis: este era un desaprensivo, un oportunista y un jeta. Vamos, un arribista de tomo y lomo.
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