Acabo de leerme el tomo con el que concluye la obra de Brian K. Vaughan, y en fin, tampoco es para tirar cohetes, pero me ha dejado buen sabor de boca, como el resto de la serie.Tremendamente entretenida, pero sin llegar a ser redonda. Técnicamente bien ejecutada, pero que cojea conceptualmente. Vaughan tenía ante si una historia con muchas posibilidades, un mundo en el que todos los hombres, a excepción del protagonista, han perecido a causa de una extraña plaga, y podía haber desarrollado esa utopía, mostrandonos como las mujeres asumen el mando. Sin embargo, solo ha habido retazos, pequeñas pinceladas de ese nuevo orden mundial, pero no hay un desarrollo completo, pues la historia es más bien, el paso del protagonista de la adolescencia a la madurez, tomando la forma de una road movie, en la que Yorick, su mono Ampersand y el resto de personajes que le acompañan, se ven inmersos en una serie de aventuras y son perseguidos por prácticamente todo el mundo.
Además, el autor no termina de explicar que es lo que realmente causó la gran plaga, por lo que la obra queda un poco floja por ese lado. Pero lo realmente interesante de la serie, con diferencia, son los diálogos, las conversaciones de los protagonistas, plagadas de referencias culturales (películas, comics, libros, series de tv....) y de guiños frikis. Y sobre todo, el final de la serie es bellísimo (el último número de la colección, el #60 en la edición original), una especie de epílogo que nos muestra a un Yorick anciano, cínico y cansado de vivir en un mundo que ya no le necesita y en el que a través de flashbacks conocemos el destino de los personajes que le acompañaron en su viaje, a excepción de uno de ellos (que no revelaré) pues muere trágicamente en este tomo - en uno de los momentos más intensos y dramáticos del comic -, culminando con un final que invita al optimismo, a disfrutar la vida. He leído por ahí que lo mejor de la serie son el primer y el último número, y francamente creo que es verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario