Como todos los miércoles (aunque con esta semana tan extraña, ya no se ni en que día vivo, si es lunes, es miércoles o es viernes), TMCAF!! os propone una historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial. A continuación os la dejo, amigos:
Gracias al recomendable libro del español Jesús Hernández, "100 Historias Secretas de la Segunda Guerra Mundial", he conocido esta curiosa historia que ahora paso a relataros.
Gracias al recomendable libro del español Jesús Hernández, "100 Historias Secretas de la Segunda Guerra Mundial", he conocido esta curiosa historia que ahora paso a relataros.
En el año 1992, un equipo de cartógrafos de la agencia de noticias Reuters se llevó una sorpresa mayúscula cuando examinaban una serie de fotografías tomadas desde el aire de los bosques que rodean a Zernikow, una pequeña aldea situada en Brandenburgo, a 110 kilómetros de Berlín. Con gran asombro, comprobaron como en un bosque de grandes abetos de hoja perenne podía distinguirse claramente una esvástica de unos 60 x 60 metros aproximadamente, dibujada por el color anaranjado de las hojas de decenas de arces de hoja caduca, que contrastaba claramente con las verdes de los abetos. Desconozco si la foto que ilustra este post se corresponde con esa esvástica arbórea, pero es la única que he encontrado por la red.
Posteriores investigaciones revelaron que en 1938 un hombre de negocios de la región simpatizante del régimen nazi, decidió llevar a cabo ese original homenaje al Tercer Reich de Hitler, plantando 57 arces formando el símbolo del nazismo, en una composición que tan sólo podía ser advertida desde el aire. Durante la primavera y el verano, la cruz gamada no podía ser vista al ser las hojas verdes, pero en otoño, al cambiar las hojas de color, aparecía progresivamente como si del revelado de una fotografía de tratase.
Parece ser que el sorprendente descubrimiento de los cartógrafos alteró la tranquilidad de los habitantes de Zernikow, que temían que el bosque se convirtiese en un lugar de peregrinación para nostálgicos del nazismo. La solución más drástica era talar los arces, pero las disputas por la propiedad del bosque dificultaron esta acción. No obstante, en el año 1995 se cortaron algunos árboles para desdibujar la esvástica, aunque al poco tiempo, las ramas de los arces restantes habían ocupado ese terreno libre y el símbolo seguía siendo visible desde el aire.
Finalmente, en el año 2001, las autoridades forestales de Brandenburgo decidieron talar un total de 27 árboles, con lo que la esvástica perdía buena parte de su visibilidad, pero aún hoy en día puede distinguirse claramente en el bosque el símbolo de aquella nefasta y abominable ideología.
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